lunes, 25 de agosto de 2014

Plano II

En realidad estamos practicando
dice uno de los pibes del semáforo.
La esquina esa tira ruidos muy seguido
cuando las ruedas de un auto llegan
frenando justo.
La intensidad del pum depende
de si frena sobre las líneas blancas
o choca.
Muy buenas cómo andamos
siguen practicando.
No los estoy viendo pero siempre tienen
clavas rojas y naranjas.
La Municipalidad no nos deja
pero vamos a presentarnos.

En el kiosco de enfrente dos se quejan
cómo rompen las bolas estos.
Antes el kiosco era de un viejo
hasta que se empezó a perder
y tenía en el fondo un quilombo tremendo
de cajas y paquetes de chizitos.
Un montón de cajas larga como un olor
marca que sigue pasando el tiempo
y nadie las abre, acomoda o tira.
Lo ayudó un tiempo el hijo y después vendieron, ahora
atienden dos hermanos y cada tanto la madre.

El fondo de los cajones de cerveza está para arriba en la vereda
y aguanta a un par de amigos
ya no a los otros viejos que venden cosas
en estas manzanas del barrio
y saben de dónde vienen los pibes de la esquina
y si los que cuidan autos
tienen para cargar agua.

Plano

El final del día
se espera
en las bolsas de los ojos
entre las esquinas
hay rincones oscuros
Esto no es un pueblo
con sillones y bicicletas
Un tipo llega al kiosco
con un envase en cada mano
su cuerpo se balancea
por el peso de cada porrón
Desde un auto suena
la bocina
el tipo y yo
giramos las cabezas
La noche es corta y voy
a un par de calles de mi destino
la mochila me tira un poco más de un lado

porque nunca quedan iguales las correas.

Retirada

Los días futuros son cajas cerradas
que me van a ir golpeando en la frente
tuc tuc.
Le piso la cola al perro sin querer
y pienso que desde que me paré
todo lo que hice
fue un error
podría exagerar
y formar una secuencia más larga
tiendo a buscar cierta
forma circular en lo que me pasa
y así todo queda dando vueltas.
Cuando éramos chicas nos subíamos al techo
para hacer equilibrio sobre las medianeras
que encerraban la siesta de cada casa
creyendo que estaba por atraernos algo
oculto entre el resplandor plateado.
Una señora se quedó hablando con nosotras desde el fondo de su patio
entrecerraba los ojos
porque el sol pasaba derecho por las franjas del toldo
y no la dejaba vernos.
A otra la vimos desnuda en su patio
entró a bañarse en el lavadero
tenía los muslos y el culo grandes
y no tenía frío.
El vecino exacto, de al lado
nos gritaba cuando nos sentía arriba de la chapa.
Son maneras de hacer las cosas.
La mía y la tuya se vienen alejando
y no me puedo ir corriendo
ni reírme
como de las puteadas del vecino
porque íbamos a romper la membrana.